Los momentos de las comidas son para los niños una fuente incalculable de aprendizajes (motrices, lingüísticos, sociales, afectivos, emocionales). Los espacios del mediodía en las escuelas ofrecen una buena oportunidad para definir maneras de hacer, respuestas y conversaciones, ambientes y propuestas de entretenimiento con un gran potencial educador y transformador.
El comedor escolar es un espacio idóneo para desarrollar tareas de educación alimentaria en coordinación con la escuela y la comunidad, que acerquen al alumnado y las familias a la realidad que identifica a cada alimento del menú, para volver a la alimentación el valor que le corresponde y comprender su vínculo con la salud humana y la sostenibilidad ambiental.
Despertar el interés por quien ha producido los alimentos que consumimos, dónde y cómo, en qué condiciones, a cambio de qué coste energético e hídrico, a costa de cuántos residuos, qué beneficios nos aporta, de qué maneras se pueden cocinar y consumir, forma parte de la educación de hábitos alimentarios saludables que permiten un modelo alimentario más coherente y respetuoso con nuestro entorno.